Las redes sociales y las nuevas tecnologías modificaron las formas de comunicar y de amar. Hoy son muchas las personas que se conocen a través de una pantalla y entablan vínculos a partir de allí, pero muchas veces, estos vínculos terminan siendo efímeros, líquidos, superfluos.
La instantaneidad, el amor a la carta, forman parte de una sociedad de consumo y aunque no siempre, pero en muchos casos, la apuesta no trasciende al presente y ni a la perdurabilidad.
Los algoritmos tienen un papel fundamental para establecer con quién y con quiénes no nos vinculamos, y la mayor parte de las redes sociales los emplean para ordenar el contenido que les muestran a los usuarios. Tinder es una de las aplicaciones más populares, que también los usa para que los usuarios hagan «Match», interactúen entre ellos y lleguen a conocerse.
Las autoras Núria Gómez y Estela Ortiz de “Love me, Tinder”, investigaron la aplicación y realizaron una especie de recopilación de ensayos sobre cómo entendemos y vivimos estas relaciones que comienzan en línea.
La app, explica Gómez, “no cambia el paradigma, sino que lo acelera”. Lo sobredimensiona. Y hace referencia al feedback-loop, un término para definir un círculo vicioso del comportamiento por el que hombres y mujeres adoptan estrategias en los extremos. Es decir, con este método, de aceptar o rechazar a los candidatos, desaparece la gama de grises que se puede generar en una charla cara a cara, porque Tinder polariza. Lo explica Ortiz: “Es el sí o el no, te gusta o no te gusta, binariza la lógica y la respuesta”. No hay marcha atrás a no ser que se haya contratado la versión de pago, Tinder Gold.
Tinder, redactan en el libro, deja bien claro en los términos y condiciones que “se reservan el derecho de establecer estas jerarquías sociales”. Luego está el plano intelectual: “El sistema cuenta las sílabas de las conversaciones y te propone, en primer lugar, aquellos usuarios que cumplen con tu media intelectual”. Además, cuentan Ortiz y Gómez, Eigenfaces, un algoritmo que analiza las características de los perfiles a los que se ha dado like, “genera una cara promedio, un perfect match”. Así, la app genera un perfil platónico, una base ideal con la que selecciona los probables candidatos. Aquí, ellas también llevan ventaja. “Cuando los usuarios te dan un like, tu nota sube. Si alguien con una puntuación más baja que la tuya no te da soporte, tu resultado caerá en picada”, explican en el libro.
A la vez este tipo de app, según Lola Pérez, graduada en Filosofía, sexóloga y CEO de Mujeres Jóvenes de Murcia, fomentan “nuevas visiones sexuales para las mujeres”, cuyos patrones han estado más encorsetados en la historia: “No comprometerse, estar con varios chicos a la vez, poder decir no cuando es no, alimentar la imaginación sexual. Permite cierto empoderamiento”. Hacia ahí también apunta Joaquín Negro, sociólogo y profesional de la salud sexual y su prevención, al recordar que, en el plano sexual, a las mujeres se las ha despojado de sus placeres, deseos y fantasías y de autoridad sobre su corporabilidad”. Aunque Negro concluye también, “El cambio real está fuera, donde ya muchas mujeres se están apropiando de su propio cuerpo y de su sexualidad”.

Artículo anteriorEl presidente de Perú disuelve el Parlamento y llama a elecciones legislativas
Artículo siguienteLa Corte Suprema de Justicia de la Nación avala el reclamo de las provincias por los fondos de la coparticipación

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí