“Soy mujer.
Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. Es el calor de las otras mujeres,
de aquellas que no conocí,
pero que forjaron un suelo común,
de aquellas que amé aunque no me amaron,
de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero. “

Hoy se conmemora el aniversario del fallecimiento de una de las grandes poetas argentinas y tal vez una de las que más marca dejó, porque su poesía habla sobre temas como la muerte, las ausencias, los fantasmas, entra en zonas que son de suma vulnerabilidad para el ser humano.

“Decían que yo, Alejandra Pizarnik nací con la oscuridad en el alma. Muchos me nombran por mi rebeldía, mi aire trágico y mi pasión. Quizás porque hablé de jaulas, de ojos, de piedras muy pesadas y quizás porque navegué como nadie, entre la locura y los sueños. Lo cierto es que siempre me sentí una extranjera en este mundo. Hablaba español con acento europeo. Me carcomían los complejos, mis subidas de peso. Intenté todo en mi vida, periodismo, filosofía, pintura…, pero solo la poesía le dió alivio a mis pensamientos. La poesía y el amor.” Alejandra Pizarnik

“ Mis poemas los hago con mucha paciencia, un poeta no tiene apuro, no debe. Un verso, una línea, la escribo palabra a palabra, cada palabra la anoto en una tarjeta distinta, las ubicó en mi cama y comienza el trabajo, voy moviendo las tarjetas como peones de un tablero de ajedrez, con los pies voy tapando las palabras, fumo mucho, desobedezco, ahora las tarjetas se han ensuciado de tanto taparlas y descubrirlas, mi cuerpo se revuelve, hago el amor con la poesía, músculo a músculo, tarjeta a tarjeta. “ El diario personal de Alejandra Pizarnik

La poesía de Alejandra es un entramado de la palabra ajena pero convertida en propia.

“ Anotar la impresiones literarias aún las más obvias, aún aquellas que me avergüenzan, es la única manera de aprender y tomar consciencia de lo que leo y de mi misma. “ Alejandra Pizarnik

Con su cuadernito iba escribiendo todo lo que le gustaba. Ella se encontraba en eso de la infancia, del juego, del surrealismo. Admiraba mucho la poesía francesa más que la española, tenía mucha influencia de los surrealistas franceses, ella amaba a Rimbaud. Sentía mucha identificación entre poesía y vida. Lo que le interesaba era vivir la vida poéticamente. Sólo quería leer y leer, conocer y saber.

Nada de su tiempo y de su vida era previsible. Para ella había que dedicar todas las horas de su vida a la poesía. Alejandra se ocultaba en el lenguaje : “ Mi patria es el lenguaje”, decía.

En sus escritos sacaba a la luz, el no sentirse parte de este mundo y su necesidad de irse, simplemente irse.

“ Simplemente, no soy de este mundo… yo habito con frenesí la luna… no tengo miedo de morir; tengo miedo de esta tierra ajena, agresiva… no pudo pensar en las cosas concretas; no me interesan… yo no sé hablar como todos. Mis palabras suenan extrañas y vienen de lejos, de donde no es, de los encuentros con nadie… ¿qué haré cuando me sumerja en mis mundos fantásticos y no pueda ascender? Porque alguna vez va a tener que suceder. Me iré y no sabré volver. Es más, no sabré siquiera qué hay un saber volver. Ni lo querré acaso. “ Alejandra Pizarnik

Fuente:

El Diario de Pizarnik
Cartas.
El documental del Alejandra Pizarnik

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