Hoy, el día de la tierra, es un llamado a la Acción Global por una Democracia de la Tierra. Aunque la pandemia del COVID-19 se ha extendido por todo el mundo y ha ocupado la agenda, es urgente hablar de la necesidad de acelerar la acción por el clima y protección de la naturaleza.
Este año se cumplen 50 años del Día de la Tierra y el cuarto aniversario de la firma del Acuerdo de París sobre cambio climático. La preocupación sigue, aunque la menor circulación de las personas ha contribuido a tener ciudades con calidad de aire más limpio, el mensaje de la ONU advierte, “La Madre Tierra claramente nos pide que actuemos. La naturaleza sufre. Los incendios en Australia, los mayores registros de calor terrestre y la peor invasión de langostas en Kenia… Ahora nos enfrentamos al COVID -19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema”. De acuerdo con PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada 4 meses. De estas enfermedades, el 75% provienen de animales.
La emergencia sanitaria a la que nos enfrentamos como comunidad mundial está relacionada con la emergencia sanitaria a la que se enfrenta la Tierra: su constante degradación, la extinción y desaparición de especies y la emergencia climática.
Desde diferentes sectores promueven la concientización ambiental, desde la Organización Naturaleza con derechos explican que “Cuando utilizamos venenos y agrotóxicos, como insecticidas y herbicidas para matar insectos y plantas en el modelo industrial de agricultura, producimos desertificación, contaminamos el agua, el suelo, el aire y destruimos la biodiversidad. Los agrotóxicos están llevando a la extinción a las especies, incluyendo a los agentes polinizadores, como hemos visto en la drástica disminución de las abejas”. El modelo agroindustrial, extractivista nos está llevando un deterioro de nuestro hábitat que si no actuamos será irreversible.
También es fundamental proclamar que los pueblos deben tener garantizada la soberanía alimentaria, revalorizar la producción local, los saberes ancestrales y los derechos de los y las trabajadores de la tierra. Además de tomar conciencia de que el consumo desenfrenado llena de plástico nuestros mares, nuestros ríos e incluso ya hay estudios de que el microplástico está presente en nuestro organismo.
Además tenemos que poner el foco en la producción de minería metalífera a cielo abierto, en la cual se utiliza millones de litros de agua que es esencial para la vida humana y la naturaleza. Naturaleza con Derechos explica que, “Cuando practicamos la fractura hidráulica o “fracking”, alteramos la conformación geológica y aumentamos el riesgo sísmico. Este año la consigna “el agua vale más que el oro” estuvo muy presente en las provincias argentinas que vieron amenazadas este recurso esencial ante el avance de las empresa minera en connivencia con las administraciones provinciales que habilitaron esta actividad, y que tuvieron que retroceder ante la organización social.
El primer Día de la Tierra tuvo lugar en 1970 tras el derrame de petróleo, el smog y la contaminación de los ríos, más 20 millones de personas salieron a las calles para protestar por lo que ellos consideraban una crisis ambiental y reclamaron a los gobiernos a tomar medidas concretas, incluida la aprobación de leyes ambientales y el establecimiento de agencias dedicadas al medio ambiente. Hoy miles de personas están aisladas en sus casas, muy pocas en condiciones de privilegio, muchas transitando un encierro con la incertidumbre se su futuro y demasiadas en situaciones de vulnerabilidad extrema. Pero todos sin distinción sufriremos la falta de acción ante la crisis del planeta, sino cooperamos y aunamos esfuerzos por revertir esta situación.
Si no actuamos frente a la pérdida de hábitats y biodiversidad, el calentamiento global y la contaminación. seguiremos afrontando nuevas pandemias. La humanidad depende de la acción inmediata para un futuro sostenible y feminista.

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