El músico, creador de influyentes bandas como Los Visitantes y Don Cornelio, falleció imprevistamente este jueves, tras desvanecerse mientras caminaba por la avenida Díaz Vélez, en el barrio porteño de Caballito.
“Mi arma es la canción”
En abril de 2020 en plena pandemia: “Nosotros vivimos de la música en vivo, generalmente uno llega a marzo con una mano atrás y otra adelante. Yo no soy un artista de festivales de verano y si bien este enero trabajé como nunca en toda la Argentina, con tres hijos -una en la universidad, otra en el secundario y otro en el primario- llegué a marzo al día. Tenía un marzo soñado con una gira solista por Rosario, San Pedro, Colón y provincia de Buenos Aires, y un show con mi banda La Hermandad en el Día de la Memoria en Mendoza. Pero todo se cayó por esta crisis global y aunque acepto la palabra pandemia con dolor y con resignación, de alguna manera estoy desesperado. Estuve un par de días algo deprimido, confieso, algo que no me pasó por décadas pero fui levantando gracias a la naturaleza misma del espíritu humano. Confiemos en la unidad de razas, cuanto más podamos mezclarnos las razas más fuertes seremos, eso se llama ecohumanismo”.
En enero de 2020: “Hasta hora hace 40 años que toco y empecé en dictadura y me he cuidado el orto porque conviví con el terrorismo civil. Era un hippie en el 78, 79, 80, viví contra la pared. Soy como Charly García en ese sentido, siempre hablamos en metáfora, y yo siempre en notas fui elíptico. Decidí que estaba harto porque el macrismo me hinchó las pelotas y me sentí ofendido y humillado como ciudadano”.
En julio de 2016: “Yo creo que la música viene librando una guerra de varios siglos contra el materialismo. Y también contra el miedo. Por miedo cerramos las puertas con llaves y salimos a la calle a matar al otro, por las dudas. Entonces, la música es un medio de liberación contra el miedo. En vez de salir a matar, cantás una canción y te liberás.”
En junio de 2013: “Me encanta porque ahora tengo amigos pares en la nueva vanguardia, yo soy el hermano mayor, me adoran y me siento comprendido y contenido. Es donde abreva el nuevo rock argentino, con una mirada puesta en los ritmos ancestrales, en lo rioplatense argentino y latinoamericano que es la antítesis de los 90, época en la que todo el mundo quería parecerse a Los Ramones, a Los Ratones, y después estaba la resaca del rock del aguante, de todas las bandas stones. Considero que ahora, en esa multiplicidad, hay calidad, hay variedad y eso me parece interesante”.
Y también: “Me había convertido en una persona despreciable que bebía mucho y se burlada de todo el mundo con mucha soberbia.
Yo quería más rock and roll, quería más violencia, problemas y cosas raras, pero ahora recuperé la humildad”.
En agosto de 2008: “Ser líder lo he sido siempre, sin querer, pero lo natural me pasó por encima y lo único que queda son los duraznos al natural. No es fácil ser solista y ser la cabeza porque el ego te puede jugar una mala pasada, pero es distinto cuando lo hacés sumando voluntades para ir hacia adelante. Es tan importante que el plomo esté bien como que lo esté uno, sino se va todo al carajo”.
En septiembre de 2002: “Mi arma es la canción. Mi guerra pasa por saber que si yo tengo que trabajar en una fiambrería no dejaré de hacer temas. La canción es mi arma más natural con la cual pretendo y creo que puedo dar una pequeña luz al oyente”.