Como en la película, la Argentina se encuentra en la búsqueda de Mamá Cora, es decir de encontrar eso que nos una, que funcione como nucleador y motor para salir adelante de esta situación que más que comedia es una tragedia. Hoy atravesamos la misma situación que representa Alejandro Doria en Esperando la Carroza , en la cual el hermano más pobre de esta familia disfuncional se hace cargo del cuidado de la anciana y de los gastos que le corresponden a todos. Mientras los más adinerados se espantan desde lo discursivo pero sin colaborar en nada para cambiar la situación crítica de los más vulnerables, como en la recordada frase de Brandoni “¡Qué miseria, che, qué miseria! ¿Sabés lo que tenían para comer?”. “Empanadas”, responde Sergio. “Tres. Me partieron el alma. Tres empanadas que les sobraron de ayer para dos personas(…)”, mientras se come una de ellas. Tal como sucedió con la gestión Macri, que llegó a la presidencia con la promesa de pobreza 0, pero terminó aumentando los índices de pobreza. 

Ya entramos en la cuenta regresiva para definir quiénes dirigirán este país, que no es una ficción aunque  algunos medios se ocupen de construir relatos que endulzan esta realidad turbulenta, ¿a dónde están las migas? ¿a dónde están las migas? ¿a dónde están las migas de lo que queda de este país?

¿Qué tipo de país recibirá quien sea elegido por el voto de la mayoría? Desde este lugar del mundo, al final del mapa, para muchos dirigentes nacionales, vivenciamos la profundización de la crisis que afectó a nuestra industria. Se perdieron puestos de trabajo, la suba de tarifa de los servicios encareció el costo de vida, y hoy tenemos un país endeudado y monitoreado por el Fondo Monetario Internacional, y a pesar de que la economía que tuvo un leve crecimiento no se mantuvo por mucho tiempo. La inflación y los vaivenes del dólar dejaron al país en un estado de inestabilidad y con una concentración de la riqueza que  por supuesto tiene como contracara, el incremento de la pobreza como síntoma de las políticas socio-económicas que privilegian sólo a los amigos y familiares de los funcionarios del oficialismo.

Según lo que develan las encuestas, la disputa estará concentrada entre la fórmula Macri-Pichetto que sorprendió a muchos, pero a otros terminó de clarificar cuáles eran sus aspiraciones, estar en el poder no importa al lado de quien. Esta dupla se presenta con un discurso de confrontación, y ante a la dificultad para mostrar avances concretos, dejaron de lado su retórica anclada en lo económico para exhibir sus supuestos logros en materia de lucha contra la inseguridad y el narcotráfico. Enfatizan en temas relacionados a la obra pública, y por supuesto el tema de la corrupción, su caballito de batalla cuando las papas queman. Desde el oficialismo, siguen sosteniendo que la economía está mal, pero que estamos “mejor parados” que antes y desde allí mantienen a un electorado cautivo, con la promesa que todo el sacrificio es por mejorar las finanzas, pero si llegara a concretarse una mejora de la macroeconomía, eso no garantiza una justa distribución de la riqueza. La última ola polar, que sensibilizó a muchos ciudadanos en Buenos Aires, dónde están concentrados los medios de comunicación, demostró que la gente la está pasando mal y cada vez más personas no alcanzan a tener sus necesidades básicas satisfechas. 

Por otro lado, el oficialismo se enfrenta a una estrategia que lo puso como candidato a presidente a Alberto Fernández, quien tiene una imagen más dialoguista, más cercana a la estructura del peronismo tradicional, acompañando en su fórmula a Cristina Fernández en la vicepresidencia que, apuesta a una campaña diferente, repartiéndose el tiempo entre su hija y su libro y alguna que otra citación judicial. Además el Frente de Todos sumó a Sergio Massa, un candidato que se había mantenido como la opción alternativa y sosteniéndose más en el lugar de la crítica que la acción, pero que hoy apunta a engrosar la coalición que logre ampliar la oposición. Este giro al centro del kirchnerismo tal vez apunte a cerrar cualquier posibilidad de construcción de un espacio peronista más transversal, y a que el electorado asocie la gestión de Alberto como jefe de gabinete del mandato de Néstor Kirchner con una época de crecimiento y desarrollo, que es previo a la polarización, y la instalación de la denominada grieta. Pero ¿de dónde viene este enfrentamiento de dos percepciones de la realidad del país, que tiene anclado al escenario político desde hace aproximadamente diez años? Desde el momento que surge el conflicto entre el gobierno de Cristina y los productores agropecuarios. Y a partir de allí se consolidaron dos núcleos duros, que se pujan el poder para retenerlo o retomarlo. 

En principio las P.A.S.O (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), van a ponerle número a las adhesiones que generan cada uno de los candidatos. Pero ¿hay una posibilidad que emerja otra opción? En tercer lugar, aparece el ex ministro Roberto Lavagna junto a Juan Manuel Urtubey pero que no logran consolidarse, al igual que el resto de los posibles candidatos como la tercera vía, todavía se mantienen lejos de las de Macri y Fernández de Kirchner en las encuestas.

Lo cierto es que quién resulte elegido deberá encabezar un gobierno de diálogo y concertación, que construya un acuerdo social amplio que permita enfrentar, desde una base más sólida, los enormes problemas socioeconómicos que hoy atraviesa la Argentina. Deberá empezar a pensar políticas a largo plazo que prioricen a las personas y no a los negocios. Un país donde ella hace puchero, y ella también pueda hacer puchero, y dónde él haga ravioles y todos podamos hacer ravioles.

Y todo esto sucede mientras, los servicios de la deuda ascendieron a U$S 7.543 en Junio, siendo U$S6.269 millones pagos de capital  y U$S 1.274 millones en pago de interés. Miravox!

Artículo anterior¿Conocés los 5 alimentos que están en riesgo por el cambio climático?
Artículo siguienteMulta a Monsanto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí