Tener un buen descanso, no solo contribuye a mejorar nuestra calidad de vida, además contribuye a mejorar lo aprendido. En un experimento que lo demostraba, los participantes aprendían a teclear una secuencia de dígitos. Practicaron en tres bloques de 5 minutos, cada uno seguido por descansos de 2 minutos. Independientemente de si lo hicieron de día o de noche, un período de sueño tras esa práctica aumentó la velocidad y la ejecución de la tarea y redujo considerablemente el número de errores. Así que en estos días que muchos tienen asueto, feriados, aprovechar a dormir siestas y descansar bien en las noches, también contribuirá a repasar todo lo aprendido.

Según, Ignacio Morgado Bernal, Psicobiólogo en el Instituto de Neurociencias y autor de Deseo y Placer: La ciencia de las motivaciones,Cada vez que recordamos algo reactivamos su memoria y la hacemos más fuerte y estable, algo así como cuando repasamos con el lápiz los trazos de un dibujo para pronunciarlo más y evitar que se borre. Pero la reactivación de lo aprendido durante el día ocurre también inconscientemente durante el propio día en períodos de quietud y, sobre todo, cuando dormimos. Se ha comprobado que, en el hipocampo, una región del cerebro estrechamente relacionada con la formación de la memoria, la misma secuencia de actividad de sus neuronas que tiene lugar durante el aprendizaje de determinadas tareas puede repetirse también en esas mismas neuronas de modo espontáneo, aunque a mayor velocidad, durante el sueño subsecuente”.

Además el especialista en sueño explica que “Repetir la actividad de las neuronas que registraron el aprendizaje puede ser como repetir el aprendizaje para hacer que quede mejor grabado en las neuronas que lo registran. La memoria a largo plazo se forma preferentemente durante el sueño y para que el sueño potencie el aprendizaje precedente no es necesario dormir las 8 horas de una noche, pues puede bastar con una siesta de una o dos horas. Todo eso explica que la memoria pueda mejorar incluso cuando llevamos un tiempo sin practicar, pues el sueño es, en cierto modo, una manera especial de practicar mientras dormimos”.

El catedrático argumenta que según los datos recabados en un experimento reciente la capacidad de aprender disminuyó considerablemente en las personas que permanecieron despiertas durante todo el día. En cambio aquellas personas que pudieron dormir durante casi dos horas en ese mismo día mostraron después un aumento considerable de su capacidad para aprender una tarea numérica. “Dormir, por tanto, resulta beneficioso para la memoria tanto si ocurre antes como si ocurre después de aprender. Ambas cosas son buenas”.

Por lo tanto la relevancia de tener un sueño de calidad colabora también para integrar los contenidos de las nuevas memorias que adquirimos en las ya existentes, generar nuevas asociaciones, y extraer características invariantes y reglas ocultas en el conjunto de la información recibida, todo lo cual facilita inferencias y nuevas visiones sobre las cosas. Según Bernal “ mientras dormimos es posible crear un nuevo conocimiento que supera a la suma del preexistente en el cerebro. En un experimento de una universidad alemana, el doble de las personas que tuvieron ocasión de dormir 8 horas, comparadas con las que no la tuvieron, solucionaron antes un problema de reducción de números al descubrir a mitad del ejercicio la regla abstracta para la solución final oculta en todas y cada una de las secuencias del problema. No tuvieron, por tanto, necesidad de cubrir todos los pasos sucesivos previstos para alcanzar la solución, pues la hallaron como encontrando un atajo”.

Por último, en el documento el psicobiólogo se pregunta si ¿es el sueño la clave de la intuición y la creatividad? y concluye que “ Aunque no coincidentes, intuición y creatividad son conceptos que tienen mucho en común, el primero implica resolución espontánea y aparentemente irracional de un problema, mientras que el sello distintivo de la creatividad es la novedad, la aparición de nuevas y extrañas asociaciones nunca antes vistas. Pero ambos, intuición y creatividad, se caracterizan por incluir un conocimiento sobrevenido de manera oculta y casi sin pretenderlo. El sueño es un gran promotor de ese tipo de conocimiento que surge como por arte de magia, pero que en realidad se basa en una reprocesamiento de la información precedente almacenada en el cerebro. Si, como acabamos de explicar, de manera inconsciente mientras dormimos esa información se combina y da lugar a generalizaciones, extracción de regularidades y reglas, inducciones y deducciones, no es extraño que cuando despertamos hayamos generado un nuevo conocimiento que supera a la simple suma del que ya teníamos. Ese nuevo conocimiento sobrevenido se parece mucho al que nos llega cuando decimos intuir algo o haber descubierto espontáneamente una nueva relación entre cosas”.

Fuente: El País

Artículo anteriorLos pasajes al exterior de Aerolíneas Argentinas no estarán alcanzados por el 30%
Artículo siguienteLa Ministra de seguridad Frederic reflexionó acerca de la legalización del cannabis

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí