Según el Informe global del Foro Económico Mundial sobre la brecha de género 2020, el tiempo que se tardará en cerrar la desigualdad de género es de 99,5 años en 2019, aunque se ha mostrado una leve mejora respecto a las expectativas del 2018 que estimaban falta 108 años, todavía supone más de una vida para alcanzar la paridad entre hombres y mujeres en los ámbitos de la salud, la educación, el trabajo y la política.
De acuerdo con este informe, la mejora de este año es imputable sobre todo al importante incremento del número de mujeres que participan en política. La brecha de género política tardará 95 años en cerrarse, frente a los 107 años estimados el año pasado. En 2019, el 25,2 % de los escaños parlamentarios y el 21,2 % de los cargos ministeriales de todo el mundo están ocupados por mujeres, frente al 24,1 % y el 19 % del año anterior, respectivamente.
Sin embargo, la política es el sector en el que menos se ha avanzado hasta la fecha. Mientras la paridad está mucho más cerca en logros educativos y salud y supervivencia, con un 96,1 % y un 95,7 % respectivamente, el otro gran campo de batalla es la participación económica. Aquí la brecha aumentó en 2019, pasando del 58,1 % de 2018 al 57,8 %. Si se analiza simplemente el progreso conseguido desde 2006 —año en que el Foro Económico Mundial comenzó a medir la brecha de género—, esta brecha económica tardará 257 años en cerrarse, frente a los 202 años del año anterior.
Aumento de la brecha económica
El informe atribuye la brecha económica de género a distintos factores, entre los que cabe mencionar los tercamente bajos niveles de mujeres en puestos de dirección o liderazgo, el estancamiento de los salarios, la participación en la fuerza laboral y el nivel de renta. Las mujeres han sufrido un triple revés: en primer lugar, tienen un nivel de representación más elevado en muchos de los puestos de trabajo que se han visto más afectados por la automatización, como los de venta al público o administración.
En segundo lugar, no hay suficientes mujeres que accedan a las profesiones en las que más han crecido los salarios, a menudo muy relacionadas con la tecnología, aunque no en exclusiva. En consecuencia, las mujeres activas en el mercado laboral se encuentran con demasiada frecuencia en puestos de categoría salarial media o baja que permanecen estancados desde la crisis financiera de hace 10 años.
En tercer lugar, factores permanentes como la falta de infraestructura asistencial o la falta de acceso a capital limitan en gran medida las oportunidades laborales de las mujeres. Las mujeres emplean al menos el doble de tiempo en cuidados y trabajo voluntario en todos los países de los que se tienen datos, y la falta de acceso a capital impide que desarrollen actividades de emprendimiento, otro factor clave de generación de ingresos.
«Favorecer la paridad de género es crucial para establecer sociedades fuertes, cohesionadas y resilientes en todo el mundo. También en la empresa, la diversidad será un elemento esencial para demostrar que el capitalismo de las partes interesadas es el principio rector. Es por esto que el Foro Económico Mundial trabaja con las partes interesadas de la empresa y las administraciones públicas para intensificar el esfuerzo destinado a eliminar la brecha de género», afirma Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial.
¿Se podría eliminar la brecha de género gracias al «efecto de los modelos a imitar»?
Un avance positivo es la posibilidad de que el «efecto de los modelos a imitar» pueda estar comenzando a tener influencia en cuanto a liderazgo y quizá también en salarios. Por ejemplo, en ocho de los diez países que ocupan los primeros puestos este año, el fuerte empoderamiento político se corresponde con elevadas cifras de mujeres en puestos ejecutivos. La comparación de los cambios en empoderamiento político de 2006 hasta 2019 revela que la representación política mejoró al mismo tiempo que la presencia de mujeres en puestos ejecutivos en el mercado laboral.
Aunque esto es una relación de correspondencia y no de causalidad, en los países de la OCDE, donde las mujeres han ocupado puestos de liderazgo durante un tiempo relativamente más prolongado y las normas sociales comenzaron a cambiar antes, los efectos de los modelos a imitar podrían tener influencia en el mercado laboral.
La desigualdad de género en los empleos del futuro
Quizá el mayor obstáculo para que se cierre la brecha de género económica sea la escasa representación de la mujer en los trabajos emergentes. Un nuevo análisis realizado en colaboración con LinkedIn revela que la mujer está, por término medio, muy poco representada en la mayoría de las profesiones emergentes. Esta brecha es más pronunciada en nuestro segmento laboral de «informática en la nube», donde solo el 12 % de los profesionales son mujeres. La situación apenas mejora en «ingeniería» (15 %) y «datos e IA» (26 %), aunque las mujeres sí superan a los hombres en dos segmentos de rápido crecimiento: «producción de contenidos» y «pueblos y culturas».
Según nuestros datos, esta realidad refleja la intención de los líderes de abordar la brecha de género en el futuro con dos retos clave. El primero y más obvio es que hay que hacer más para proporcionar a las mujeres las competencias que necesitan para desempeñar los puestos de trabajo más demandados. De hecho, no hacerlo así tiene un coste económico, ya que la escasez de competencias en estas profesiones frena el crecimiento económico.
El segundo seguramente es más complejo. Según nuestros datos, aun en los casos en los que las mujeres cuentan con las competencias demandadas, no siempre están representadas por igual. En ciencia de datos, por ejemplo, el 31 % de las personas que poseen las competencias pertinentes son mujeres, aunque solo el 25 % de los puestos están ocupados por mujeres. Del mismo modo, no existe brecha de género en cuanto a competencias de especialistas digitales, pero solo el 41 % de estos empleos están ocupados por mujeres.
Estos datos apuntan a tres estrategias clave que es preciso seguir para integrar la igualdad de género en la fuerza laboral del futuro: velar por que las mujeres obtengan competencias técnicas disruptivas, ya sea mediante capacitación o reciclaje; potenciar la diversidad en la contratación; y crear culturas laborales inclusivas.
La brecha de género global en 2019
Los países nórdicos siguen a la cabeza de la paridad de género. Islandia (87,7 %) sigue siendo el país con mayor igualdad de género, seguido de Noruega (2º, 84,2 %), Finlandia (3º, 83,2 %) y Suecia (4º, 82,0 %). El resto de economías que ocupan los diez primeros puestos son Nicaragua (5º, 80,4 %), Nueva Zelanda (6º, 79,9 %), Irlanda (7º, 79,8 %), España (8º, 79,5 %), Ruanda (9º, 79,1 %) y Alemania (10º, 78,7 %).
La región de América Latina y el Caribe ha reducido el 72,1% de su brecha de género hasta la fecha, registrando un avance del 1 % con respecto al año pasado. Al ritmo actual, esta región tardará 59 años en cerrar la brecha de género. La mejora más notable se observa en la dimensión de empoderamiento político, donde se reduce la brecha en un 5 %. Encabezados por Nicaragua, que ha reducido el 80,4 % de su brecha (5o), 15 de los 24 países incluidos en el informe han mejorado sus puntuaciones totales. Entre los países que más han mejorado está México, que ha reducido su brecha de género a razón de un 3,4 % interanual.